La región del Biobío, originalmente caracterizada por una amplia expresión de biodiversidad comprendida desde la Cordillera de Los Andes, mediando las Cordilleras de la Costa y Nahuelbuta, hasta el Océano Pacífico, ha sido descrita en los últimos años como una representación de la implementación y consecuencias del modelo forestal en los territorios. Así, ha sufrido -forzosamente- una transición a paisajes homogéneos compuestos principalmente de monocultivo de Pino y Eucalipto.
El modelo forestal, entendido como todo el ciclo productivo que comprende desde los viveros hasta la comercialización y exportación de productos derivados del procesamiento de la madera, ha sido reconocido por las comunidades como un actor de dominación y depredación de la vida de los Pueblos y la Naturaleza, siendo parte del modelo impuesto por la Dictadura mediante el Decreto Ley N°701 y que, actualmente, se encuentra en estudio su reforma.
Desde las ruralidades hasta las zonas urbanas han sido identificados los efectos de este modelo en comunidades humanas y a diversos sistemas ecológicos, impactos tales como: la contaminación y disminución de caudal de aguas, pérdida de fertilidad de suelo y de su capacidad para sustentar biodiversidad, pérdida de flora y vegetación, y contaminación de diversos elementos del ambiente asociada a los eventos de incendios.